Poner felicidad fuera es fuente de sufrimiento
Casi todos somos buscadores de felicidad. Creemos que si conseguimos nuestras metas o sueños seremos felices. Buscamos y anhelamos como un perro a un hueso, y desesperados ponemos siempre el foco fuera.
A ver si os suenan estas premisas:
Cuando encuentre mi hombre, seré feliz
Cuando consiga ese puesto de trabajo, seré feliz
Cuando tenga mucho dinero, seré feliz
Cuando vaya de viaje a ese lugar paradisíaco, allí encontraré la felicidad
Así incansablemente nos comportamos como galgos en una carrera para encontrar la felicidad.
Si además añadimos que todos anhelamos que nos quieran y ser importantes para otros, se complican aún más las cosas. Te lo explico desde mi propia experiencia, viviendo siempre hacia afuera, esperando y anhelando que cosas externas me hagan feliz.
Cuando digo cosas externas también me refiero a personas; esperando esa llamada de alguien que no llega, esas palabras que me hagan sentir querida y valorada, esa aprobación externa, se halago o muestra de cariño, dando y esperando recibir de una forma consciente o inconsciente. Así, desde mi punto de vista, vives poniendo tu felicidad fuera, si eso no llega o no está, te sientes desdichado, frustrado y, por lo tanto, infeliz.
Así, tras mucho trabajo personal, terapia, libros de autoayuda, años de sufrimiento, batacazos de la vida, decepciones, viajes, etc. voy viendo y descubriendo que la felicidad está en uno mismo, que yo soy la única que de verdad me puedo dar ese amor, que yo decido sufrir o ser feliz conmigo misma, que tú mismo eres tu maestro, tu cuidador, tu mejor amigo. Y cuando descubres eso, nadie ni nada te lo puede arrebatar.
Sabias palabras, muy buena reflexión.